Reseña: The Raven Boys: La profecía del cuervo (?), Maggie Stiefvater.

 “Mis palabras destruyen lo que tocan, y no dispongo de herramientas para desarmarlas”

La cita no tiene nada que ver con la historia en volá pero la dice mi personaje favorito y la encuentro muy linda y muy verdadera. Listo. Hola.

Volví al YA. Volví al Young Adult así pero como con cuática. Hacía mucho tiempo que no me enganchaba con este tipo de novelas así como livianitas y juveniles pero esta me la hizo; la leía hasta parada en el metro y no suelo hacer eso.

The Raven Boys es una novela juvenil. Fijo. Es Fantasía Urbana y no pretende más. Creo que hablaré en algún momento sobre el concepto de Fantasía Urbana y el Young Adult (mi punto de vista sobre ambos temas, al menos) pero por el momento decir que para ambas categorías: calza perfecto, hace más que bien la pega.

La historia a primera vista trata sobre Blue, una pendeja (ah, pendeja) de dieciséis que tiene penita porque a diferencia de su madre y sus tías, ella no tiene poderes paranormales y encima le vienen diciendo desde cabra chica que se va a pitear a su amor verdadero (paja, sí, pero sígame leyendo). Una noche aparece una tía shúer brujilda y lleva a la Blue a hacer un ritual místico pa cachar las muertes del año, en ese ritual… Blue que jamás nunca en la vida tuvo contacto directo con lo paranormal… ve y conversa con un espíritu. Espíritu que puede ser su true love o alguien a quien ella va a matar. Sí.

Paralelamente tenemos a un grupo de cabros de un colegio súper pituco de Henrietta (suena The Fratellis de fondo) que gastan su platita en hacer averiguaciones mágicas. Estos cabros son Gansey (suena una balada romántica en español de fondo), Ronan (suena algo shúer heavy metal power), Adam (bueno, Adamcito no gasta tanta platita porque es el becado y como dijo mi amiga Madre Oficial de Parrish es un llorón) y Noah (se oyen canto celestiales de fondo porque jodido ángel). Ustedes se preguntaran “¿y qué tienen que ver estos cabros con Blue?” bueno, amigas y amigos… LEAN.

Lean porque aunque haré el esfuerzo no creo que pueda transmitirles del todo lo bacán que es el primer libro de esta saga. Para comenzar: está súper bien escrito. No es pretencioso, ni tampoco escueto. Las narraciones son intercaladas y se mantiene el hilo sin cortes. Se nota que la autora desde su primera entrega (unos libros así como pasaos a Crepúsculo pero volá solo con licántropos) mejoró y le está poniendo más empeño a la cosa. Digo esto con total conocimiento de causa porque me leí unas hojitas del Crepúsculo wannabe y no, gracias. Paso.

Segundo: HAY MUJERES QUE HACEN COSAS MAGICAS, YO SIMPLEMENTE QUIERO MORIR. Me encanta porque además está tratado de una forma súper cotidiana y actual. Se amolda a la sociedad en la que estamos sin parecer falseado o forzado y este grupo de mujeres casi-brujas-pero-que-no-quieren-ser-nombradas-como-tales son un súper fresco enlace entre lo místico y lo ordinario.

Tercero: las dinámicas entre los personajes y sus individualidades. Cada uno tiene su propia historia y en serio ninguno está de adorno por ahora. Todos aportan, están súper bien definidos, y empatizas incluso hasta con los “villanos”. Creo que esa es una de las cosas más complicadas de hacer y la Maggie lo logra. Bueno, eso y no hacer de esto otra trama que usa lo fantástico como excusa pal romance. 

Para terminar: Richard Gansey.

No, broma.

Para terminar: te desconecta. Desde que intento formarme ciertos criterios para no andar con abejas en el trasero (muchas referencias a una amiga en esta reseña, salu2 Michelle), considero que esa es la magia del Young Adult, o la fantasía urbana, o estas novelas juveniles actuales: desconectar y de cierta forma hacer que el lector viva aventuras fuera de su mundo, por un rato al menos. Y eso siempre es bueno.

Se llevó 5/5 Pazitas (era que no) y mi dignidad. Espero que pase lo mismo con ustedes.